En la ciudad en la que vivimos están de moda las fiestas de cumpleaños «temáticas»; es decir, tienen un tema que distinguirá la celebración. Por ejemplo, si es una fiesta de niña, todo detalle de la celebración puede ser de Barbie o de una súper heroína. Si es de niño, puede ser de algún personaje de película o un deporte. Pero estas fiestas se extienden incluso a los adultos. Por ejemplo, conozco a una señora que celebró su cumpleaños con una fiesta solo para mujeres con el tema «Yo amo a Lucy». En todos los casos, los invitados reciben instrucciones de cómo ir vestidos y qué ornamento llevar de modo que se ajusten al tema de la fiesta. Si en tu zona no acostumbran a hacer este tipo de festejos, solo basta con que entres a Pinterest, busca algo como «Fiesta de Barbie» o «Fiesta del hombre araña» y encontrarás interminables ideas; los detalles que van desde las invitaciones hasta las tarjetas de agradecimiento y los recuerdos. Todo para la fiesta con un mismo tema. Las decoraciones, la torta, los juegos, etc. ¡Todo! Hace algunos años recibimos (como familia) una invitación a una fiesta con el tema Barbie. La madre de la cumpleañera nos dio instrucciones previas de cómo debíamos ir vestidos. «Las mujeres como una Barbie; los hombres como un Ken». Llegó el día de la fiesta y ninguno en mi familia estaba vestido como nos habían indicado. En primer lugar, no somos de los que van corriendo a la tienda a comprar un vestido para cada fiesta. Tendríamos que elegir entre nuestras prendas existentes, y al parecer, ninguno de nosotros tenía ropa «estilo Barbie». En segundo lugar, sabíamos que la vestimenta no era lo importante; lo éramos nosotros, nuestra presencia, sin importar lo externo. Así que nos fuimos a la fiesta con nuestras ropas y peinados modestos, pero lejos de las expectativas de los dueños de la fiesta. Cuando llegamos, todos nos reímos por lo «desencajados» que estábamos, pero nos recibieron con cariño y pasamos la tarde entre varias Barbies de tacones altos y minifaldas y Kens con corbata y bien peinados, música de Barbie y ¡todo rosado! Dado que, como madres estamos llamadas a ser sabias en nuestra manera de dirigir el hogar e instruir a nuestros hijos, en lo personal, procuro observar y comparar todas nuestras vivencias a la luz de la Palabra, para entonces eliminar, enmendar o aplicar actitudes a nuestra vida como familia, que nos ayuden a vivir según el diseño de Dios para la familia y el hogar. Con eso en mente, de estas celebraciones he aprendido varias lecciones. Te las comparto a manera de preguntas: 1. ¿Cuánto del mundo estamos dejando entrar en nuestros hogares? La Biblia dice: «Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto» (Romanos 12:2). ¿Qué es lo que están haciendo todos? ¿Fiestas de personajes del mundo, con música secular, payasos que hacen juegos y chistes con doble sentido, celebraciones en las que no se nombra a Jesús? Al parecer, sí, eso es lo que están haciendo. Como familia, hemos tomado la decisión de no seguir los patrones del mundo, sino de cambiar nuestra manera de pensar y actuar, con base en la Palabra de Dios. Cuando se trata de las fiestas de cumpleaños de nuestros hijos, ¿por qué no aprovechar esta ocasión para ser un testimonio a los demás? En lugar de escoger un personaje del mundo, escogemos un personaje de la Biblia. La última fiesta de nuestras hijas fue sobre «cortas historias de la Biblia». Nosotros pedimos a los invitados que vinieran vestidos de algún personaje bíblico, y en la fiesta debían presentarse y contarnos, mediante una corta historia, por qué son famosos en la Biblia. ¿Te suena aburrido? Déjame decirte. ¡Fue la mejor fiesta de cumpleaños que hemos tenido en la vida! Los invitados no solo «se presentaron», sino que hicieron dramas, canciones y hasta videos que acompañaron sus presentaciones. Grandes y pequeños nos divertimos y aprendimos sobre la Palabra de Dios. Nuestras celebraciones familiares por lo general no son las típicas fiestas con globos y payasos. Más bien reunimos a la familia y a los amigos más cercanos en un parque de la ciudad, un complejo turístico, un restaurante, etc. y pasamos unas horas juntos compartiendo recuerdos, «tiempos de bendición» (en los que la familia dedica promesas bíblicas al cumpleañero), y compartimos el mensaje de salvación con los invitados que no son creyentes. El punto es: hay tanto mundo allá afuera al cual, quieras o no, están expuestos nuestros hijos. ¿Por qué no, entonces, procurar que nuestro hogar esté lleno de Dios? ¿Por qué no esforzarnos por vivir según los patrones bíblicos en lugar de seguir los patrones del mundo? Si una fiesta sin «tema» te parece aburrida, yo te animo a pensar qué patrones estás adoptando en tus fiestas. ¿Estás viviendo como todo el mundo o estás dejando que Dios cambie tu manera de pensar? ¿Tienes la certeza de que estás agradando a Dios en tus celebraciones? Te invito a meditar. 2. ¿Hacemos de estas fiestas un ídolo? Yo no estoy en contra de las fiestas temáticas. Si alguien tiene los recursos y el ánimo para hacerlas con buenas motivaciones, no hay nada de malo en ellas. Sin embargo, cuando veo eso que parece «competencia» entre las mujeres sobre quién ofreció una fiesta con más detalles, o más lujosa, o más pomposa, o más extravagante, etc., es como si la palabra «idolatría» estuviera flotando en el aire de estos eventos. Al ver el empeño que ponen las mujeres en estos festejos, la inversión económica sin escatimar gastos, el tiempo que dedican a la preparación, el afán por lograr que todo sea perfecto, y luego la exposición de fotos en las redes sociales, no dejo de pensar en lo que dice la Biblia sobre la idolatría. Pronunciaré juicio contra mi pueblo a causa de toda su maldad, por haberme abandonado y por quemar incienso a otros dioses. ¡Sí, ellos rinden culto a ídolos que hicieron con sus propias manos! (Jeremías 1:16, NTV. Énfasis añadido) Debemos ser muy cuidadosas de no poner nuestro corazón entero (quemar incienso) en estas cosas para no causar que Dios se entristezca por nuestra actitud. Recuerda que estamos llamadas a amar a Dios en primer lugar y sobre todas las cosas (Marcos 12:30). Debemos ser sabias cuando organizamos fiestas, para no hacerlo con motivos incorrectos (jactancia, orgullo, rivalidad) sino procurar que en todo lo que hacemos, Dios sea exaltado. 3. ¿Qué es más importante, lo externo o lo íntimo de nuestro corazón? Si bien estas fiestas temáticas se caracterizan por los mil y un detalles que las hacen únicas y diferentes, recordemos que Dios no se está fijando en lo externo, en lo material, en si nuestros invitados llegaron vestidos de Barbie o no. Él se fija en lo más importante: nuestro corazón, lo íntimo de nuestro ser (1 Samuel 16:7). Recuerda que Jesús nos manda que guardemos nuestro corazón sobre todas las cosas porque el rumbo de nuestra vida depende de lo que hay en él (Prov. 4:23). Si Dios te ha bendecido con los recursos (¡y la energía!) para hacer estas fiestas, procura que en todo des gloria a Dios, que Él sea el centro de tu celebración, y que todas tus actitudes honren a Jesús y sean un testimonio para tus invitados de lo que es una vida bendecida en Cristo. Procura que este tiempo sea un hermoso recuerdo para tus hijos, no solo de los detalles y la bulla, sino de que usaste esta oportunidad para ser un testimonio para los invitados que no conocen a Jesús y una bendición para los que sí lo conocen. Para concluir, déjame recordarte algo: La mujer sabia edifica su hogar, pero la necia con sus propias manos lo destruye. (Proverbios 14:1. Énfasis añadido) En nuestras manos está la capacidad de hacer que nuestro hogar sea un reflejo de una relación con Cristo; de una vida temerosa de Él y bendecida por Él; en nosotras está traer más «mundo» a nuestro hogar o hacer de él un lugar donde se honra a Dios y solo a Él. En nosotras está la decisión de dejar un legado de fe para nuestras generaciones, y de honrar a Dios incluso en los detalles que parecen no tener relevancia en lo eterno (como son las fiestas infantiles). Busquemos agradar a Dios en todo lo que hacemos. Procuremos dejar un ejemplo de una vida de fe a nuestras generaciones, que les ayude a vivir con sus ojos en lo eterno y no en las cosas de este mundo. Y que la gloria de todo lo que hacemos, sea siempre para Dios. Acabas de leer La actitud de una madre cristiana ante las fiestas infantiles. Si esta publicación te ha sido útil, deja tu comentario a continuación y comparte con otras mujeres a las que también les pueda ayudar. Gracias.
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AutoraElena de Medina. Traductora y editora de literatura cristiana. Empresaria. Esposa y madre. Su mayor anhelo es cumplir con los sueños y el diseño de Dios para su vida. Su pasatiempo favorito es la lectura. Su anhelo es poder ser una mujer que inspira a otras a vivir para el Señor. Archives
marzo 2018
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