Como es normal, el inicio de cada año somos literalmente bombardeadas por varios medios con motivaciones a proponer «metas» y «propósitos» para el año: en la salud, en las finanzas, en los estudios, en el matrimonio, en la crianza de los hijos, en nuestra vida espiritual, ¡¡etcétera, etcétera, etcétera!! Encima de esto, al parecer este año ha tomado fuerza la tendencia de escoger una «palabra de enfoque» para todo el año, que te debe servir como punto de partida para todo lo que te propongas a lo largo de los 365 días que están por delante. Yo comencé mi año con mis propias metas personales, tanto en lo espiritual como en otras áreas de mi vida. Una de mis metas más importantes es en mi función de madre, y no solo me corresponde a mí sino que es para llevarla a cabo con mis hijos. Nos hemos propuesto escribir un versículo bíblico cada día, meditar en lo escrito y memorizar algunas porciones destacadas de la Palabra (el Salmo 23, los Diez Mandamientos, etc.). Todas mis metas ya me parecían suficientes y bastante «tangibles». No me hacían falta más. De pronto comienzo a escuchar otra vez la insistente voz de la corriente: «palabra de enfoque», «palabra de enfoque». Pensé que podría orar al respecto, pero en verdad estaba posponiendo la oración porque en lo profundo de mi ser no quería más metas que posiblemente no lograría cumplir y me harían sentir frustrada. Ya pasaron dos semanas desde que comenzó el nuevo año. Yo me mantuve ignorando el asunto de la «palabra de enfoque»… Pero mi Padre tenía algo especial en mente, así que en mi tiempo de estudio de la Palabra, Él me lleva a un mensaje en video presentado por LifeChurch cuyo propósito es incentivarnos a que nosotros no escojamos «una» palabra de enfoque para el año sino «varias» palabras, con base en la Biblia, en las cuales fundamentar nuestra vida entera. Sí, leíste bien, ¡¡la vida entera!! Y a continuación te comparto lo que aprendí.
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Gran parte de nuestra vida no se relaciona con lo que nos ha pasado, sino con lo que pensamos sobre lo que nos ha pasado. Es decir, ante una misma circunstancia una persona puede pensar que ha sido lo peor que le ha ocurrido y que su vida se arruinó, mientras que otra puede verlo como una oportunidad para un cambio, para avanzar, para salir adelante. Y ni hablemos de los pensamientos que surgen de aquello que dejas entrar a tu mente. ¿Qué música estás escuchando? ¿Qué tipo de conversaciones tienes con tus amigas? ¿Qué programas de televisión estás mirando? ¿Qué estás viendo en Internet? ¿Qué es lo que más ves en las redes sociales? ¡¡Este es un tema para otra publicación en el blog!! (Más adelante escribiré sobre esto, sin duda). En 2 Corintios 10:5 (PDT) se nos enseña que debemos «capturar todos los pensamientos y hacer que obedezcan a Cristo». ¿Por qué? Porque nuestra vida caminará en la dirección de nuestros pensamientos más fuertes, y lo mejor es que estén centrados en Cristo. ¿Piensas que tu vida es miserable? ¿Piensas que no puedes lograr nada? ¿Piensas que eres fea, o que no eres suficiente? ¿Piensas que no eres una buena madre/esposa/hija/estudiante/amiga? Tu vida entera irá en la dirección de tus pensamientos. Por eso debemos tomar el sabio consejo de la Palabra: capturemos todos los pensamientos y hagamos que obedezcan a Cristo. En Jesús todo pensamiento se transforma y se llena de esperanza. En lugar de hablar de forma negativa comenzamos a creer, a ver una luz al final del camino, ¡a ver un camino! Y cuando dejamos que Jesús inunde nuestros pensamientos, de nuestra boca surgen solamente palabras de bien. Ya no pensamos en cosas deprimentes que nos llevan a la ruina, sino que tenemos vida abundante. Así que, a partir de este año yo no tengo una sino «muchas» palabras de enfoque, palabras que se convertirán en un fundamento de fe para prosperidad de mi vida y de todos aquellos a los que Dios ponga en mi camino. Cada día, yo confesaré: Jesús es lo primero en mi vida y yo vivo para servir y glorificar a Dios. Amo a mi esposo y doy mi vida por servirlo. Mis hijos servirán al Señor con todo el corazón. Yo les voy a enseñar, a equipar, a capacitar y a empoderar para que hagan en el Reino de Dios más de lo que ellos imaginan. Confieso que yo amo a los demás y decido creer solo lo mejor de cada persona. Cristo en mí es más fuerte que lo malo que yo pueda desear, y cada día me acerco más a Jesús. Gracias a Jesús mi familia es más unida, mi cuerpo se fortalece, mi fe es más profunda y mi liderazgo es más fuerte; soy ungida, empoderada, equipada y llamada para alcanzar a aquellos que están lejos de Dios. Soy creativa, innovadora, decidida, enfocada y bendecida sin medida, porque el Espíritu Santo mora en mí. Mis palabras, mis pensamientos y mi imaginación están en poder de Cristo; tomo cautivo todo pensamiento para hacer que obedezca a Cristo. Confieso que me levanto cada mañana con propósito, dirección y significado, ¡cada día de mi vida! El dolor es mi amigo. Me regocijo en el sufrimiento porque Cristo sufrió por mí. Yo me esfuerzo al máximo, y un poco más, porque lo que presento después de mi máximo esfuerzo es lo que marca la diferencia. Y proclamo que el mundo será diferente y mejor porque yo le he servido a Dios en este día. Yo te invito a que este año, más allá de toda meta que te hayas propuesto, te sumerjas en la Palabra de Dios para que llenes tus pensamientos con vida, y que de tu boca solo salgan palabras de bien. Recuerda que si piensas de forma negativa tus pasos irán tras esos pensamientos, y si es así, no podrás cumplir ninguna de tus metas. Haz que tus pensamientos y tus palabras cuenten en este año; que al final de cada día puedas pensar y decir confiada: «Hoy ha sido un día victorioso. He vivido de acuerdo a la Palabra de Dios y le he honrado con mis pensamientos. Mis pasos van en buena dirección». Que el 2017 sea para ti un año de bendición. (Basado en el mensaje Words to Live By del Pastor Craig Groeschel. Presentado por LifeChurch). Acabas de leer Mi «palabra de enfoque» para este año… ¡en realidad son muchas! Si esta publicación te ha sido útil, deja tu comentario a continuación y comparte con otras mujeres a las que les pueda ayudar. Gracias.
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AutoraElena de Medina. Traductora y editora de literatura cristiana. Empresaria. Esposa y madre. Su mayor anhelo es cumplir con los sueños y el diseño de Dios para su vida. Su pasatiempo favorito es la lectura. Su anhelo es poder ser una mujer que inspira a otras a vivir para el Señor. Archives
marzo 2018
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